Hoy en día, la mayoría de las personas con un mínimo de conocimientos sobre el vino saben que el champán sólo procede de la región francesa de Champaña. Tal vez resulte un poco más sorprendente que ocurra lo mismo con el oporto. El oporto sólo procede de Portugal, concretamente de la región del valle del Duero, al norte del país. No existe el oporto argentino, ni el sudafricano, ni ningún otro. Quizá también sorprenda a mucha gente que, dependiendo de la información que lea, Portugal sea el 7º, 9º, 10º o lo que sea mayor productor de vino del mundo. Británicos, estadounidenses y otros se sorprenden a menudo por este hecho. "¡Oh! ¿Cómo es que no vemos tanto vino portugués en las tiendas?". Pues claro que sí, porque el Oporto es vino. No es un licor, no es una bebida espirituosa. Es vino, ¡un vino fortificado! En el valle del Duero te dirán que hay dos tipos de vino y no son tinto y blanco, sino vino de Oporto y vino de mesa, siendo el vino de mesa cualquier cosa que no sea Oporto, vino ordinario si lo prefieres.

La producción de oporto se remonta a cientos de años atrás, aunque no podemos precisar cuánto. Nadie va a decir que el oporto se inventó en un año concreto. Y la producción de vino de mesa se remonta sin duda a la época romana o incluso antes. Lo que sí podemos afirmar con certeza es que en 1756 la región del Duero se convirtió en la primera región del mundo oficialmente delimitada para la producción de vino, con fronteras, normas y reglamentos específicos para controlar la calidad. Sin duda, para entonces ya existía la bebida oporto, tal y como la conocemos, aunque no necesariamente con ese nombre.

¿Qué es el vino fortificado? Básicamente, lo que pone en la lata: .......... vino fortificado, más fuerte, mediante la adición de un aguardiente fuerte, un tipo de brandy con una graduación alcohólica del 77%. ¿Por qué fortificar el vino? Quizá la historia más popular sea que el vino era más fácil de transportar a Inglaterra. Inglaterra mantenía desde hacía mucho tiempo relaciones comerciales con Portugal, reforzadas por el tratado de Methuen de 1703, pero se dice que con un viaje tan largo en barco desde Portugal a veces se iniciaba una segunda fermentación y el vino no llegaba en las mejores condiciones, de ahí la fortificación. Por mucho que esto sea cierto, la historia del oporto va mucho más allá. Sin duda era apreciado en Portugal mucho antes de que los ingleses empezaran a tener problemas de transporte con el vino portugués.

No crea que hacer oporto es sólo añadir el brandy al vino. Si así fuera, ¡todo el mundo podría hacerlo en casa! Es un poco más complicado que eso, pero para simplificarlo, se empieza haciendo vino de la manera normal, pero en lugar de dejar que la fermentación continúe hasta el final y tener un vino de, digamos, 13%, la fermentación se controla cuidadosamente y cuando alcanza el 7% se añade el brandy, matando la levadura y deteniendo la fermentación. El vino al 7% más la cantidad adecuada de aguardiente de brandy del 77% crea oporto con una graduación alcohólica de aproximadamente el 20%. ¿Simple? Pues en principio lo parece. Y eso antes de empezar a hablar de los diferentes tipos de oporto. Tradicionalmente, el oporto se dividía en dos categorías: leonado y rubí. Comercialmente, el oporto blanco apareció en escena hace unos 100 años y, desde 2008, para disgusto de algunos puristas, ¡ahora tenemos oporto rosado! Pruébelo y decida usted mismo. Eso es lo fácil. Luego están el Oporto Vintage, el Vintage embotellado tardíamente, el Tawny de 10 años, el Tawny de 20 años, el Oporto con costra, el Colheita y muchos más. Entrar aquí en las diferencias y detalles ocuparía mucho espacio. Baste decir que es fascinante.

¿Y qué hay del valle del Duero, donde se produce? No se fíe sólo de mi palabra. La mayoría de los portugueses dirán que es una de las zonas más bellas de su país. Desde 2001, gran parte del valle y sus afluentes han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pero no necesariamente por su belleza (que la tiene), sino por el modo en que la industria vinícola ha creado o alterado el paisaje.  A lo largo de los siglos, se han construido hileras y más hileras de terrazas según distintas técnicas. Si a esto añadimos las docenas de pequeños pueblos y aldeas, predominantemente blancos, agrupados en torno a una iglesia del siglo XVIII, tenemos un paisaje único, hermoso e inolvidable, dedicado casi exclusivamente a la producción de vino. Como me han dicho tantos visitantes: "¡Sabía que iba a ser bonito, pero nunca pensé que lo sería tanto!".

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